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EL MÉTODO – PARTE 5 👉 Eres lo que comunicas

Comenzamos…

“Eres lo que comunicas” es una frase que tal vez muchos de vosotros habéis escuchado muchas veces. A nosotros nos parece muy certera, una verdad grande como una casa, y lo hemos podido comprobar totalmente con nuestro peque.

«Eres lo que comunicas» Trata de enseñar al niño sobre como enriquecer su comunicación no verbal y cambiar la percepción de los otros niños hacia su persona.

El Método del Sapo Zen

¿Qué comunica un niño con Mutismo Selectivo?

En el caso de Gael, nuestro hijo, cuando estaba en la escuela, se mantenía siempre en un rincón del aula. Un espacio donde se sentía más cómodo, seguro, lejos de las miradas de los demás. De allí era casi imposible sacarlo, salvo cuando tenían que hacer alguna actividad en concreto que requiriera desplazarse (como ir al patio, a la biblioteca de la escuela o acercarse a la ronda que hacían en el centro de la clase para tomar su comida de media mañana). No interactuaba con ningún otro niño, ni siquiera mostraba interés por jugar o demostraba curiosidad por prácticamente nada. Cuando alguien se acercaba para jugar con él o hablarle, simplemente movía la cabeza de lado a lado para decir “no”. La maestra intentaba todo lo posible por integrarlo, pero no había manera, a pesar de sus esfuerzos, con ella también se mostraba muy rígido e inexpresivo.

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Y ya se imaginarán lo que percibían las otras personas de él… La maestra incluso llegó a pensar que tenía algún espectro de autismo y tuvimos que pasar un test con preguntas para comprobar que no era ese el problema. Sus compañeros de clase lo buscaban para jugar y se acercaban, aunque poco a poco, ante el rechazo de Gael, dejaron de hacerlo. Y era como una bola de nieve que crecía sin parar, es decir, cada vez estaba más apartado del grupo, y cuanto más se excluía, menos lo buscaban para hablar o jugar. Todo esto lo estaba generando él mismo, con su afán de encerrarse en sí mismo y no permitir que nadie lo conozca como realmente es. Y esto es lo que queríamos que entendiese, que lo que comunicaba con esa actitud, sin quererlo, provocaba que las personas lo terminen ignorando.

 

¿Qué se puede comunicar sin la voz?

Viendo que el comunicarse verbalmente se le hacía imposible, lo que tratamos de hacer fue ampliarle los recursos a nivel corporal para que pudiese interactuar con otros niños y adultos y crear lazos de afinidad con ellos, para que cambiaran la percepción que tenían de él. Si bien su mutismo le impedía mostrar su voz, no tenía por qué ser un obstáculo para poder divertirse y disfrutar del juego.

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Algunas de las estrategias que implementamos fueron:

 El Saludo

Saludar es el primer paso para entablar un vínculo con alguien, así que era por lo que había que comenzar: por el principio. Cuando estábamos con nuestro peque y nos cruzábamos con alguien conocido en el barrio, ya sea un compañero de la escuela, un vecino o algún dependiente de una tienda, obviamente nos saludaban. Sin embargo, Gael se bloqueaba y no era capaz de devolver el saludo, ni siquiera con la mano. Agachaba la cabeza y se escondía detrás de mí (su madre) y quería que ese momento pase lo más rápido posible. Entonces, nuestra meta era que, aunque sea saludara levantando y agitando la mano, algo que para cualquiera puede ser simplemente un acto reflejo, no obstante, para Gael era un reto gigante. Llevó varios días, de hecho, unos 2 o 3 meses todo el proceso, desde que comenzó a levantar apenas su manita sólo hasta la altura de su cadera, y con el correr de los días, un poquito más, hasta la cintura, el pecho y, finalmente a la altura de su cara y agitándola con timidez. Y a partir de allí, comenzó a hacerlo siempre y cada vez de forma más natural y desenvuelta.

 

 

El efecto espejo

Otra de las tareas que hicimos fue mostrarle cómo las personas lo veían a él, de acuerdo a la comunicación no verbal que tenía. Mirando diferentes vídeos en Youtube fuimos sacando ideas para realizar diversos ejercicios de expresión corporal. Nosotros mismos actuábamos, interpretando el papel como si fuéramos nuestro hijo, y él miraba, como observador, para que viera y entendiera lo que las personas veían en él y por qué se formaban una percepción errónea. Le preguntábamos qué sentimientos le transmitía una persona aislada en un rincón, muy seria, sin querer hablar con nadie, ni jugar ni integrarse. La idea era que se viera así mismo como lo hacían los demás. ¿Para qué? Para cambiar su forma de actuar corporalmente.
Le enseñamos a dar las gracias con una sonrisa, a ofrecer un juguete a otro niño, a convidar una galleta, a pedir algo, aunque sea señalándolo, a decir que le gusta o lo le gusta levantando o bajando el pulgar, etc. Es decir, si bien aún no podía hablar con su voz, por lo menos que adquiriese un abanico mucho más amplio de gestos para poder comunicarse de manera no verbal, y así interactuar con sus compañeros y con la maestra. Así, logró entablar pequeños momentos de juego con dos niños, e incrementando esos lazos hasta que se convirtieron en amigos con los que jugaba todos los días.

 

 

Juegos de baile

Esta actividad también nos costó mucho en un primer momento porque Gael no quería mostrarse, ni siquiera con nosotros se animaba a bailar. Poco después comenzó a moverse con música, pero sin que nadie lo viera. Lo espiábamos haciendo coreografías de grupos musicales infantiles que le gustaba escuchar y se conocía las canciones. El siguiente paso para él fue soltarse un poco más, esta vez ya delante de su padre y finalmente conmigo. Hoy en día le encanta bailar y hacer batallas de baile con nosotros, con música de hip hop, y mirar películas de breaking, urban dance, competencias de baile, etc. y se lo ve feliz, disfruta muchísimo y él mismo pide poner música para bailar.

Evidentemente, cada pequeño logro, nosotros se festejábamos mucho, le recalcábamos lo bien que lo había hecho, que lo había podido conseguir con su esfuerzo y práctica. Y, si en algún momento lo veíamos dubitativo o con miedo a intentar las cosas, venía el “Sapo Zen” a darle ánimos y refuerzos positivos para no dejarlo caer en la inseguridad nuevamente. El hecho de poder comunicarse ya con otros niños y adultos, por lo menos de manera no verbal y modificar su conducta y expresión corporal, fue un progreso muy importante, ya que significó el paso previo antes de que se lanzara a hablar. Otro de los grandes avances que pudo conquistar en su camino hacia la superación del mutismo selectivo.

 

Descargo de responsabilidad

Aclaramos que esto NO sustituye de manera alguna un tratamiento psicoterapéutico para el MS y otros trastornos de ansiedad.

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