Cómo vivimos como padres el mutismo selectivo
Sentimientos que se viven a flor de piel…
Si sois padres de un hijo/a con mutismo selectivo, seguramente habréis experimentado infinidad de emociones y altibajos durante todo el proceso que, por lo general es bastante largo, hasta su superación. En nuestro caso, con nuestro peque Gael, hemos vivido un sinfín de experiencias y emociones, algunas buenas, pero la mayoría no tanto, mientras transitamos esos casi 5 años de tratamiento. A partir del diagnóstico de MS, ya teníamos un poco más claro el panorama y una metodología a seguir.
No obstante, hasta que se llegó por fin a ese diagnóstico, a sus 5 años de edad, pasaron casi 3 años de idas y vueltas, de psicólogo en psicólogo, sin tener una perspectiva clara de las pautas que debíamos adoptar y, mientras tanto, el tiempo pasaba y no se veía ningún avance. Es decir, nuestro hijo seguía comportándose en la escuela con una actitud defensiva, rígida y sin emitir ningún sonido a pesar de los esfuerzos de su maestra por lograr que entable lazos de amistad con sus compañeros y se integre como uno más del grupo.
Creo que uno de los problemas principales es que el mutismo selectivo es algo que muy poca gente conoce, incluso los propios terapeutas y docentes. Por eso muchas veces nos encontramos con trabas para encontrar colaboración en el tratamiento, por parte no solamente de los maestros y profesores de las escuelas, sino también de la propia familia y amigos.
👇 ¡Esto te interesa...!Mutismo Selectivo: Síntomas, causas y tratamientoLa implicación del entorno del niño que presenta MS es fundamental para que éste lo supere, no hace falta ser especialista o profesional del tema, lo sabemos por experiencia propia. Y, precisamente, es su entorno más cercano el que muchas veces no ayuda, sino que, por el contrario, te ponen piedras en el camino, tal vez por desconocimiento o para que no te preocupes, por restarle importancia al problema, o simplemente por descreimiento en el mutismo selectivo.
La crítica…
Los niños con MS tienen comportamientos y actitudes que, lejos de ser entendidos, la mayoría de la gente los critica, tanto a ellos como a nosotros, sus padres. A veces te consuelas diciéndote a ti misma “los de afuera son de palo” y tratas de que no te afecten los comentarios negativos. Sin embargo, en ocasiones, esas frases hirientes vienen de las personas que más quieres, de tus amigos, tu familia y eso sí que te afecta y mucho.
Escuchar de personas de tu entorno más íntimo decir “eso es porque es hijo único y está muy consentido”, “¡qué carácter que tiene!”, “eso es porque les tiene tomado el punto”, “lo que pasa es que quiere estar todo el día pegado a ti, ignóralo un poco y vas a ver como se le pasa”, “qué tontería, es un invento de los psicólogos para sacarte dinero”, “Gael es tímido y qué?, en mi época, había muchos niños calladitos y retraídos y ahora de adultos hablan normalmente”, y muchas otras frases similares, después de que les explicas con lujo de detalles lo que es el mutismo selectivo, dan mucha rabia, impotencia, y la sensación de que nadie te entiende, de que nadie te apoya ni te van a ayudar con todas las pautas que hay que seguir para sacar a tu peque adelante.
Y la presión sigue subiendo…
Al final, para no pelearte con nadie y evitar que te critiquen sin saber, terminas por no contar lo del MS de tu hijo y justificas su actitud cuando no les contesta a sus preguntas o saludos diciendo: “es que tiene sueño”, “es que le da vergüenza”, “es que ha estado un poco enfermito” y otras tantas excusas para no tener que explicar lo que le pasa realmente, porque no te van a comprender, al contrario, sientes que te van a mirar como a un bicho raro, a ti y al niño.
Incluso sus compañeros de clase comienzan a acercarse y preguntar “¿por qué no habla? ¿no sabe hablar?” y escuchas cuando pasan por tu lado que cuchichean con curiosidad, sin maldad, claro, porque son niños y les extraña que tu hijo no emita ningún sonido, aunque esos murmullos duelen igual porque sabes que él también escucha lo que dicen y supones que se siente mal (o a lo mejor eran ideas mías nada más…)
Un rayito de esperanza
La luz al final del túnel
Sin duda, como padres hemos cometido muchos errores durante el camino, porque para nosotros, también era una situación a la que debíamos adaptarnos y tirar para adelante para sacar a nuestro hijo de ese bloqueo emocional que no lo dejaba abrirse y comunicarse verbalmente con los demás. No todos los consejos que mirábamos en internet funcionaban, ya que no todos los niños son iguales, ni sus circunstancias ni su entorno, así que a veces se tornaba desesperante cuando seguíamos las indicaciones que nos decían los propios terapeutas y no veíamos los resultados esperados. Íbamos probando diferentes estrategias y a veces se veían avances y por momentos parecía que se retrocedían pasos y nos volvíamos a angustiar.
Hasta que un día, no sé si fue algo en concreto de lo que habíamos hecho o muchas cosas a la vez, el trabajo comenzó a dar sus frutos y salió la maestra y nos dijo: “estoy muy contenta, hoy Gael me ha hablado, en voz muy bajita, eso sí, y ya va realizando todas las actividades como uno más del grupo.” Se nos llenó el alma de esperanza y alegría, porque hasta habíamos llegado a dudar si el problema radicaba en la propia escuela y sería mejor cambiarlo. Porque mucha gente nos decía que no hay que presionarlo, que de repente iba a hacer un “clic” y se a largaría a hablar, pero ese famoso “clic” nunca llegaba, porque en realidad, no hay nada mágico ni nada que cambie de un día para el otro.
Camino hacia la meta…
Con las primeras palabras a la maestra y de a poco a otras personas, ya no hubo vuelta atrás. A partir de allí resultó todo un camino hacia adelante, pasito a pasito, sin detenerse. En todo ese tiempo habíamos intentado crear vínculos con otros padres para quedar fuera de la escuela para que Gael juegue con otros compañeros de clase. Esto también surtió sus efectos, después de varias veces de juntarnos al fin pudo comunicarse verbalmente, fuera de la escuela, primero con un amigo y luego, otro y otro. Y esto lo trasladó al colegio, donde ya se empezaba a abrir cada vez con más personas.
Como he dicho anteriormente, hemos tenido muchos errores y aciertos y de todo hemos aprendido alguna lección. Tal vez a alguien le sirva de ayuda la metodología que hemos seguido con nuestro peque, o parte de ella, o algún que otro tip, no importa. Si ayuda al menos a una familia ya nos damos por satisfechos porque sabemos lo solo que te puedes llegar a sentir y lo preocupante que es a veces cuando se estancan los progresos. En nuestro caso hemos salido adelante y la inmensa alegría que sentimos ahora bien vale la pena todo el esfuerzo realizado. Ojalá todos los que transitan por este camino logréis llegar a la meta con éxito 😉.
Hola mi hijo tiene 9:y está muy bloqueado, hemos empezado a hacer el método pero los vídeos no me deja hacerle grabaciones que hago,
Hola Yoli
Lamento la tardanza en responder, es que el blog no lo tenemos muy controlado 😛
Respecto a lo que preguntas a Gael también le costó mucho el tema de la grabación, al principio fue complicado… No quería que lo grabasen, luego entendió que era parte de las tareas que le daba el Sapo Zen para ayudarlo y muy a su pesar se encerraba solo en su habitación e intentaba grabar un audio, al principio los mismos eran practicamente inaudibles, pero con paciencia, las respiraciones y el apoyo del Sapo Zen dia tras dias con el tiempo lo fue naturalizando y esto le permitió soltarse para seguir avanzando con otros retos.
Espero que esto que te cuento te dé algunas ideas como para ayudar a tu peke, cualquier cosa que te podamos ayudar nos dices…
Un abrazo